Pocas cosas generan tanta impotencia en una empresa como enviar un email importante y descubrir que nunca llegó a la bandeja de entrada: fue directo a spam. No siempre es culpa del cliente ni del destinatario; muchas veces el problema está en cómo se envía el correo y en la configuración del dominio.
Si usas direcciones del tipo nombre@tuempresa.com
, esto te interesa. Te explico, sin tecnicismos enrevesados, qué revisar y qué cambiar para que tus correos lleguen donde deben.
Resumen de contenidos
- 1 Por qué los filtros marcan un correo como spam
- 2 Lo básico que debes tener: SPF, DKIM y DMARC
- 3 La reputación de la IP importa — y bastante
- 4 No envíes campañas masivas desde tu servidor de correo normal
- 5 El contenido cuenta (y mucho)
- 6 Mantén la lista de contactos limpia
- 7 Mide y prueba antes de mandar
- 8 Automatizaciones y rebotes: trátalos como un activo
- 9 En definitiva
Por qué los filtros marcan un correo como spam
Los sistemas de correo analizan decenas de señales antes de aceptar un mensaje. Entre las más relevantes están:
- La reputación de la IP y del dominio emisor.
- Si existen registros de autenticación (SPF, DKIM, DMARC).
- El contenido del mensaje (palabras, enlaces, nivel imagen/texto).
- El historial de envíos: rebotes, quejas de spam, tasas de apertura.
En resumen: hay que demostrar que tú eres quien dices ser y que tus mensajes no molestan.
Lo básico que debes tener: SPF, DKIM y DMARC
Estos tres registros son la base. No son poesía técnica: son pruebas de identidad.
- SPF: indica qué servidores pueden enviar correo por tu dominio. Si falta o está mal configurado, muchos servidores desconfían.
SPF (TXT en tudominio.com)
Permite Google Workspace, Microsoft 365 y Amazon SES. Ajusta los include: a tus emisores reales.v=spf1 include:_spf.google.com include:spf.protection.outlook.com include:amazonses.com -all
- DKIM: firma electrónica que garantiza que el mensaje no fue modificado en tránsito.
DKIM (TXT en selector._domainkey.tudominio.com)
Reemplaza selector y p= por la clave pública que te dé tu proveedor (Google, M365, SES, Brevo…).v=DKIM1; k=rsa; p=MIIBIjANBgkqhkiG9w0BAQEFAAOCAQ8A... ...ABCD1234EFGH5678ijklMNOPqrstuVWXyz==
- DMARC: instruye al receptor sobre qué hacer si SPF/DKIM fallan y te permite recibir informes.
DMARC (TXT en _dmarc.tudominio.com) v=DMARC1; p=quarantine; rua=mailto:dmarc@tudominio.com; ruf=mailto:dmarc@tudominio.com; fo=1; adkim=s; aspf=s; pct=100
p=quarantine
es conservador. Cuando todo pase bien, puedes subir ap=reject
. Usarua
/ruf
para recibir reportes.
Configura estos registros desde el panel DNS (o pide a tu proveedor que lo haga). Una configuración correcta mejora drásticamente la entregabilidad.
La reputación de la IP importa — y bastante
Si envías desde una IP con historial negativo, tendrás problemas aunque todo lo demás esté bien. En hosting compartido ocurre a veces: la mala práctica de un vecino puede fastidiar a todos.
Si gestionas tu propio servidor:
- Asegúrate de que la IP tenga rDNS (reverse DNS).
- Mantén los registros SPF/DKIM/DMARC bien aplicados.
- Monitoriza listas negras (blacklists) y corrige rápidamente si sales en alguna.
Si no quieres líos, considera usar IPs gestionadas por tu proveedor que monitoricen reputación.
No envíes campañas masivas desde tu servidor de correo normal
Este punto es clave: no se trata de “no abusar”, sino de no enviar campañas masivas desde tu servidor de correo corporativo o desde la web. Hacerlo mata la reputación de tu dominio e IP.
La opción correcta es usar plataformas diseñadas para envíos a gran escala, por ejemplo:
- Amazon SES — muy económica y escalable.
- Brevo (antes Sendinblue) — interfaz sencilla y buena entregabilidad.
- Mailgun, Postmark, Mailjet — para integraciones y mejores métricas.
Estas plataformas gestionan reputación, rotación de IPs y bounce handling. Tú fuerzas menos al servidor y evitas problemas a futuro.
El contenido cuenta (y mucho)
Los filtros revisan el mensaje en sí: estructura, enlaces y lenguaje.
- Evita exceso de imágenes sin texto.
- No abuses de mayúsculas ni de signos de exclamación.
- Evita enlaces sospechosos o acortadores (bit.ly y similares levantan cejas).
- Incluye siempre firma profesional (nombre, empresa, teléfono, web). Esto aporta transparencia.
Un texto claro, con CTA moderado y sin “ese tipo de palabras” aumenta las probabilidades de entrar en la bandeja principal.
Mantén la lista de contactos limpia
Enviar a direcciones muertas o compradas es una sentencia: suben los rebotes y las quejas, y baja tu reputación.
Buenas prácticas:
- Doble opt-in en formularios.
- Limpieza periódica: elimina rebotes y cuentas inactivas.
- Nunca compres bases de datos.
Interacción real = mejor reputación.
Mide y prueba antes de mandar
No lances una campaña sin testear. Usa herramientas que te dan una foto previa de la entregabilidad:
- mail-tester.com — puntuación del mensaje y checklist de problemas.
- MXToolbox — comprueba listados en blacklists.
- Google Postmaster Tools — monitoriza reputación y entregas a Gmail.
Haz envíos de prueba a cuentas de Gmail, Outlook y proveedores mayoritarios para ver diferencias y afinarlo.
Automatizaciones y rebotes: trátalos como un activo
Si tienes automatizaciones (confirmaciones, facturas, notificaciones), gestiona rebotes y quejas automáticamente: elimina direcciones que rebotan varias veces y registra las quejas. Las plataformas de envío profesional suelen hacerlo por ti, lo cual es otra razón para utilizarlas.
En definitiva
Que un correo vaya a spam no es cuestión de azar: es resultado de decisiones técnicas y de proceso. Si quieres que tus mensajes lleguen, apunta a tres cosas:
- Configuración técnica impecable (SPF/DKIM/DMARC, rDNS).
- No usar tu servidor para envíos masivos: apóyate en plataformas profesionales.
- Buenas prácticas de contenido y limpieza de listas.
Si lo montas bien, tu correo corporativo funciona como una herramienta de ventas y de imagen. Si no, pierde eficacia y te cuesta una oportunidad tras otra. Y eso, compañero, es algo que no conviene dejar al azar.